Atradece en el centro de Bogotá

Una pequeña onda de electricidad nos sacudió esa tarde y desde entonces te beso y te toco tan profundamente como si fuera la última vez; porque sé que te irás pronto.

Sé que este frío que queda, este vació desifrable en el pecho y mis ojos lluviosos mientras miro por la ventana del carro que me lleva de vuelta a un lugar donde no estás ni estarás nunca, es una premonición de lo que está a punto de suceder.

Sé que te irás porque no me has invitado a un café, a cine o a caminar una noche por el centro. Tampoco hemos pedido comida o nos hemos quedado acurrucados al menos unos minutos más luego de terminar. No me has contado sobre tu familia, ni has visitado mi casa. No me has regalado dulces o una flor que se marchitará como este deseo disfrazado de amor.

Sé que te irás porque cada beso es mejor que el anterior, porque no estamos dejando nada para después, y al hacerlo, no tenemos nada pendiente. Nada queda por hacer. No hay nada que nos una más que esto que siento.

Se que te irás pronto, porque amas verme en tu cama, porque amas verme correr, porque amas la ropa que uso. Porque amas mis labios rojos y mis uñas recién pintadas. ¿Me amarías por la mañana?, ¿Me amarías después de una crisis de ansiedad, después de llorar por horas o viendo arder mi mundo?

Me dices que me amas pero el amor también es saber dejarlo todo intacto para que perdure en el recuerdo; porque es mejor así, guardado en lo más profundo del olvido para que no duela.

También puedes leer: Tampo

Sé que te irás porque el cigarrillo que fumas queda echo polvo encima de mí y solo los rastros del placer que te causa estar adentro abrigan cada pedazo mío, que también es tuyo y que se acaba de romper. Sé que te irás porque mientras escribo esto escucho a tu artista favorito y no puedo dejar de imaginarte huyendo lejos, tan lejos que no podré alcanzarte.

Sé que te irás. Todos al final lo hacemos. Pero no pienso en eso sino hasta hoy, que caminando despistada por una cuadra mojada e iluminada por el rocío y el frío de esta ciudad, te veo con ella: una hermosa peliroja que deslumbra tu mirada; con quien ríes como no lo haces conmigo, con quien tomas ese café que no tomas conmigo, con quien tienes una cita de esas que nunca tendrías conmigo y con quien hablas de la vida como no lo haces conmigo.

Sé que te irás muy pronto y quizás seas uno de los protagonistas de otra de mis historias. Pero ahora que pienso en ello, que bajas la cortina para que no te descubran, que veo como mientes, que sonríes para que no me de cuenta y que disfrazas con halagos tu huída, te digo que lo único que quiero que hagas es besarme antes de irte.

Quizás también quieras leer: Lava

Autor: NatuRoca© (Derechos reservados)